Don Aurelien Puebla
A este aparador he querido ponerle un nombre importante, con fuerza, soy consciente de que esto no es suficiente para que olvide que un día fue abandonado… .
Aurelien Puebla y yo nos conocimos en la calle, él estaba solito justo al lado de un contenedor repleto de alfombras rotas y colchones sucios. Me pareció tan injusto que un mueble con ese porte acabara en la basura que llame a Jesús (mi vecino), sabía que él me echaría una mano. Con mucho cuidado lo cargamos a hombros y unas semanas después se convirtió en la estrella de su nueva casa.